Han pasado más de 15 años desde que Oasis se despidió de los escenarios, y lo que parecía imposible, sucedió: los Gallagher volvieron a compartir micrófonos. Pero más allá de la nostalgia, este regreso ha encendido una chispa muy especial en Latinoamérica.
Los anuncios de conciertos en Argentina, Chile y Brasil desataron una ola de emoción que no se veía hace tiempo. Las redes se inundaron de fans preguntando “¿Y Perú?”. Y aunque aún no tenemos una fecha confirmada en Lima, lo cierto es que la ilusión ya está aquí.
El fenómeno no es solo musical. Oasis pertenece a ese pequeño grupo de bandas que lograron marcar generaciones enteras. Sus canciones son más que britpop: son parte de la memoria colectiva, himnos de momentos que muchos guardan como un tesoro personal. Ahora, con su regreso, no se trata solo de un concierto: es la oportunidad de revivir la banda sonora de nuestras vidas.
La gran pregunta es inevitable: ¿qué tan lejos estarías dispuesto a viajar por verlos? ¿Valdría la pena subirse a un avión rumbo a Santiago, Buenos Aires o São Paulo para cantar Wonderwall junto a miles de desconocidos que sienten lo mismo que tú?

En el fondo, esa es la magia de Oasis: hacernos sentir que no estamos solos, que nuestras historias se entrelazan con melodías que siguen vigentes, incluso después de tantos años de silencio.
