La estrella del pop Sabrina Carpenter hizo una aparición destacada este sábado en Saturday Night Live, donde ejerció doble rol: fue tanto la presentadora como la invitada musical del episodio.
Durante la emisión interpretó dos canciones de su más reciente álbum Man’s Best Friend: “Manchild” y “Nobody’s Son”.
Un momento que captó la atención fue cuando en directo pronunció la palabra “f-bomb” (“f-word”, palabra malsonante) dos veces durante “Nobody’s Son”, lo que generó reacciones en redes sobre si la cadena había permitido la palabrota o si se trató de una falla de censura.
Además, Sabrina aprovechó su monólogo de apertura para bromear sobre su imagen provocativa y hacer guiños a su álbum, mostrando que domina tanto el escenario musical como el cómico.
Este fin de semana, Sabrina Carpenter se adueñó del estudio 8H de Saturday Night Live con una mezcla de encanto, irreverencia y canciones potentes. No sólo se estrenó como presentadora del programa, sino que también llevó el micrófono como invitada musical.
En su actuación interpretó “Manchild” con un toque juguetón —cantando con un cepillo de pelo al estilo karaoke pop— y luego se vistió con un kimono de karate para “Nobody’s Son”, dándole un giro físico y visual inesperado a la pista.
Y claro, no podía faltar la polémica al instante: al cantar “Nobody’s Son”, pronunció dos veces un “f-bomb” sin censura en la transmisión de la costa este de EE. UU., lo que provocó que en otras emisiones la palabra fuera silenciada. La pregunta quedó en el aire: ¿error técnico, cruce de límites o simple libertad artística?
En su monólogo, Sabrina reflexionó con humor sobre la forma en que se la ha visto como “la estrella pop provocativa”, declaró con sorna estar “sexualmente cargada” mientras mostraba otro lado de sí misma: lectora, bromista, lista para reinventarse.
Con su paso por Saturday Night Live, Sabrina Carpenter confirma que atraviesa el mejor momento de su carrera. Entre el humor, la provocación y el carisma, la cantante demostró que su talento va mucho más allá de los escenarios musicales, consolidándose como una de las figuras más versátiles del pop actual.